Desinformación e informalidad

La recuperación de refrigerantes de aire acondicionado vehicular en Latinoamérica  sigue siendo un problema para las compañías comprometidas con el medio ambiente. Los elevados costos de la tecnología,  las pocas máquinas que hay en la región, la falta de formación y el lento andar de los ministerios y las secretarías de ambiente de los diferentes países respecto a este tema, generan espacios para los  delincuentes que se aprovechan de la situación y del desconocimiento de los propietarios de los vehículos, para prestarles malos servicios en talleres sin tecnología y con personal sin capacitación, además, trabajando sin ninguna consideración por el medio ambiente.

Aunque con el reemplazo que se ha estado realizando con éxito de los CFCs por los HFCs, se ha evitado  mucho daño a la capa de ozono, estos últimos tampoco fueron la solución final al problema de los refrigerantes en aire acondicionado vehicular a lo hora de proteger el medio ambiente, pues estos poseen un elevado potencial de calentamiento global y por eso han sido integrados al protocolo de kioto.

Según datos del ARAP, sólo el 30% de los gases con efecto invernadero están relacionados con los refrigerantes como el HFC 134ª, el más utilizado actualmente en AC vehicular. Sin embargo, estos serían un 30% menos de gases liberados a la atmósfera si se manejaran con buenas prácticas durante las intervenciones a los AC vehiculares, y si las compañías instalaran medidas de detección de fugas altamente eficientes en estos sistemas de los coches. Pero sucede todo lo contrario, estas prácticas son evadidas desde los fabricantes hasta los usuarios finales, pasando por los centros de servicios, todos ellos irresponsables con el medio ambiente.

Lamentablemente los técnicos de centros de servicios sin maquinaria, se empeñan en hacer creer al propietario del vehículo que el reciclaje del refrigerante es inútil y que es mejor comprar un refrigerante nuevo, el cual en realidad cuesta 70 % más que el trabajo del reciclaje, tal y como lo afirmó Jorge Colazo, economista y especialista en reciclaje de gases de  Brasil.

El origen del problema 

El problema empezó a espaldas de todos. Quién pudo haber imaginado que por llevar el auto al mantenimiento del aire acondicionado, porque no estaba enfriando bien o quizás con el objetivo de limpiar el sistema para preparase para un viaje hacia un clima más tropical o en cualquier caso, iba uno a estar peligrosamente contribuyendo con la destrucción del planeta, en gran medida, debido a la irresponsabilidad de los centros de servicios, que realizan estos trabajos sin ofrecer las menores garantías, peor aún, ofreciéndolo en perjuicio de toda la humanidad.

Lo normal en Latinoamérica es que el “técnico” proponga extraer el liquido para limpiar los filtros y mejorar algunas conexiones de mangueras y por supuesto, cambiar el refrigerante, sugiriendo que eso es lo mejor para que el sistema quede bien. El usuario final dice que sí, porque ¿cuántas personas en Latinoamérica sabemos que el refrigerante se puede reciclar?

Según Ignacio Corella, de Autoclimas México “la informalidad de muchos talleres o técnicos que sólo ofrecen servicios de carga o reparación menor en temporada alta, llámese automotriz o estacionario, va en detrimento del cliente y de empresas serias establecidas, que pagan impuestos y mantienen una planta laboral. Su servicio además, es deficiente y la garantía sumamente cuestionable”.

Y es que además de la incompetencia –o en el peor de los casos deshonestidad- de los centros de servicios que realizan estas labores de manera irresponsable, no hay campañas en medios de comunicación qué informen a los ciudadanos sobre  como  sumarse al cuidado del planeta y a reducir la generación de gases con potencial de calentamiento global y, para este caso en particular, no hay orientación sobre donde ir y que tener en cuenta a la hora de realizar el mantenimiento del aire acondicionado del vehículo.{mospagebreak}

Pero en el tema de concienciar al usuario final no es en lo único que están fallando los ministerios y las secretarías de ambiente de los diferentes países de Latinoamérica, entidades que han asumido el reto y la responsabilidad de combatir el calentamiento global según lo acordado en la en el Protocolo de Kyoto firmado en 1997 y vigente desde 2005.

Falta legislación y capacitación de personas para estos oficios, peor aún, cuando uno de los objetivos principales del Protocolo de Kyoto, desde 2008, es mermar la producción hidrofluorocarbonos (HFCs), que, aunque el tema de este artículo no está directamente relacionado con la producción de estos, de su reciclaje depende la vida útil de muchos sistemas de aire acondicionado vehicular en el futuro y de su adecuado manejo, la contribución al fin último del protocolo, evitar o al menos reducir el calentamiento global.

Corroborando lo anterior, Ignacio Corella expresa que, “las agencias gubernamentales responsables de la protección del medio ambiente en cada país, deben de iniciar una "cacería" como se hace con el pago de impuestos, de forma tal, que se especifique el requisito de contar y usar los equipos de recuperación de gas refrigerante y se apliquen multas severas a quienes no hacen las cosas correctamente”.

Sin embargo, en México, ya hay una normatividad respecto al tema, pero todavía no hay quién la haga cumplir, aseguró también el Ingeniero Corella. Para el caso de Colombia las cosas van un poco más lentas, pues apenas se está adelantado la construcción de una ley que exija la capacitación de los técnicos en una norma de competencia laboral y en la dotación apropiada de los talleres; es de resaltar, que en este país ya hay más de dos mil personas capacitadas en esta  norma de competencia laboral.

Además, en Colombia invirtieron el año pasado 700 mil dólares en estudios, compra de maquinaria y capacitación; para el presente año la UTO (Unidad Técnico de Ozono) planea invertir alrededor de un millón de dólares más, continuando con el objetivo de fortalecer la capacidad de los talleres, entregándoles maquinaria en consignación y capacitando personal a través del Servicio Nacional de Aprendizaje,  así lo informó  Antonio Orozco Rojas Jefe de Monitoreo y Seguimiento de la Unidad de Técnica  de Ozono, del Ministerio de Ambiente.

Lamentablemente y pese a esfuerzos de gobiernos y empresas privadas, la tecnología  para  realizar estos procedimientos sigue siendo costosa, las máquinas recuperadoras o, recuperadoras y recicladoras  más económicas, van desde los US$650 dólares de capacidad limitada, hasta estaciones computarizadas de casi US$5,000, además y como agrega Colazo, “estos equipos existen desde aproximadamente el 85, en Latinoamérica todavía no se ve su utilización masiva por el costo, agregándole a esto,  que los equipos importados no son adecuados a la región y eso hace que su manutención sea muy cara, lo cuál se ha convertido quizás, en la principal barrera  para realizar un trabajo con buenas prácticas”.

De todas formas, lo anterior no es motivo para el descarado acto de barbarie que continúan realizando talleres irresponsables con el medio ambiente en Latinoamérica, desprender la manguera y simplemente soltar el refrigerante HFC 134ª directamente en el aire, sin el menor sentido de culpa, no tiene ninguna excusa, pues, si un taller no posee las herramientas adecuadas para prestar un servicio, pues obviamente no debería ofrecerlo.{mospagebreak}

El problema se agrava cuando al elevado costo de la maquinaria y a los irresponsables centros de servicios, se le suma la actitud del consumidor latinoamericano, que siempre está buscando precio, “la calidad y la garantía pasan a un segundo término  ya que el consumidor generalmente opta por la alternativa más económica, sin prever consecuencias”, dijo Corella. De la misma forma Jorge Colazo piensa que: “quien recupera refrigerantes lo hace pensando en el medio ambiente, pero sobretodo, en la economía que hace reaprovechando los gases, que puede llegar a un 70% sobre  la compra de gas nuevo”.

Queda claro que el principal problema sigue siendo la desinformación y concienciación, ya que, si un usuario final está bien informado, seguramente exigirá el servicio más económico y provechoso para él y el medio ambiente. Aunque el tema ecológico está en auge, es muy poco lo que sabe la persona común respecto al tema y menos, cuando de recuperación y reciclaje de refrigerantes en AC vehicular se trata.

El problema de las fugas 

La liberación de refrigerantes a la atmósfera, durante las intervenciones a los sistemas de aire acondicionado vehicular no es el único problema del que hay que cuidar el medioambiente, pues las fugas de refrigerantes de los sistemas siguen siendo otro punto álgido en el tema, si de buenas prácticas y de un manejo adecuado de los refrigerantes se trata. Como lo expresó el experto Jorge Colazo, “cuando se realiza la recuperación de refrigerantes con adecuadas prácticas, no hay causa de perdidas o de fugas de estas substancias, lo que más pasa con los automóviles, es que por tener mangueras de goma y por caminar en caminos malos, el gas del sistema se escapa. La fuga de gas representa un 70% de los problemas de AC en los coches”.

La falta de compromiso y de leyes que exijan procedimientos estandarizados para el manejo de estas dificultades en equipos de AC vehicular, llevan a las empresas fabricantes a no instalar medidas preventivas dentro de los sistemas. Es el caso del método de contraste con ultra violeta, que detecta micro fugas de 7,5ml/año, y las fabricas consideran que sólo fugas más grandes que 30ml/año, son problema y no quieren dar garantía para escapes menores. Para detectar fugas, el contraste ya vendría de fabrica como lo hacen Ford y GM en Brasil desde el 2000, “así disminuiría la perdida de gas y seria mejor para el medio ambiente” afirmó Colazo.

La situación es bastante desalentadora y por lo tanto invita a unir esfuerzos entre ministerios, secretarías de ambiente y centros de servicios que estén legalizados y que realicen los procedimientos de manera correcta; el trabajo acá principalmente es generar conciencia pública acerca de lo que está sucediendo y de la importancia de recuperar y reciclar los refrigerantes de los autos, para así contribuir a la disminución del calentamiento global. Sensibilización e información para el usuario final.

Seguramente, que para que las personas tomen conciencia de llevar su coche a un lugar donde le garanticen el correcto procedimiento para la recuperación y posible reciclaje de su refrigerante, y que no le quieran vender uno nuevo, no bastara con dictar leyes y entregar maquinaria en calidad de préstamo a talleres, habrá que hacer toda una divulgación en medios de comunicación, a través de estaciones de servicio y personal de transito; de igual manera, crear estándares de procedimientos para almacenamiento y limpieza de los gases etc. {mospagebreak}

De la misma manera, decirle al usuario final que el refrigerante de su aire acondicionado se puede reciclar, que no es necesario un gas nuevo, comunicarle al técnico que el gas reciclado no es malo, que simplemente hay compañías que quieren, vender su gas nuevo. También, castigar la desinformación de lo que promueven las empresas fabricantes de los gases, como lo expresó Jorge Colazo a este medio “Los fabricantes de gases de refrigerantes no quieren que se recicle y entonces dicen a sus distribuidores, no al gran público, que los gases reciclados son malos”.

Lo más importante para contrarrestar este desafío en América Latina, es mantener el tema en el aire, hablar de él, de su impacto y de todo lo bueno que podríamos hacer por el planeta, realizando adecuados procesos de recuperación y reciclaje de refrigerantes, de aire acondicionado vehicular.