Chile. En un paso decisivo hacia una refrigeración más limpia y eficiente, Chile implementará un proyecto piloto para introducir bombas frío-calor basadas en CO₂ transcrítico en su industria nacional.
La iniciativa fue aprobada por el Comité Ejecutivo del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal, y busca reducir el uso de hidrofluorocarbonos (HFC), mejorar la eficiencia energética y avanzar en la transición hacia tecnologías de bajo impacto ambiental.
El proyecto será liderado por la Unidad Ozono del Ministerio del Medio Ambiente, con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como agencia implementadora. Durante un periodo de tres años, se abrirá un proceso público de asignación de fondos dirigido a empresas interesadas en adoptar esta tecnología. Los detalles del llamado serán anunciados próximamente por la Unidad Ozono.
La tecnología de CO₂ transcrítico ofrece una alternativa sustentable frente a los HFC, al ser un refrigerante natural con alto rendimiento energético y bajo potencial de calentamiento global. Dolores González Puchi, profesional de la Unidad Ozono y responsable del proyecto en Chile, destaca:
“Con esta aprobación damos un paso hacia tecnologías más limpias en el sector de refrigeración industrial. El uso de CO₂ como refrigerante natural permite reducir emisiones, mejorar la eficiencia energética y fortalecer nuestro compromiso con los acuerdos ambientales multilaterales del Protocolo de Montreal y su Enmienda de Kigali”.
Una vez finalizado el proyecto, en mayo de 2028, Chile deberá entregar un informe técnico con los resultados obtenidos, incluyendo actividades realizadas, evaluación de la tecnología y acciones de promoción. También se establecerán lineamientos de eficiencia energética para facilitar la adopción de tecnologías sostenibles en el sector industrial.
Este esfuerzo se enmarca en los compromisos del país con el Protocolo de Montreal y su Enmienda de Kigali, que promueven la eliminación progresiva de sustancias que agotan la capa de ozono y la reducción de gases de efecto invernadero. Con ello, Chile reafirma su apuesta por una transición ecológica justa, inclusiva y centrada en el bienestar ambiental y social.